No todos son iguales. De acuerdo a su magnitud o profundidad, un movimiento telúrico puede causar muchos daños o no pasar de un leve movimiento.
Los sismos son un fenómeno común en México pues el país está ubicado en una zona de “alta sismicidad”, según el Servicio Sismológico Nacional (SSN). Allí interactúan cinco placas tectónicas: la de Norteamérica, la de Cocos, la del Pacífico, la de Rivera y la placa del Caribe
Por su origen, los sismos se pueden clasificar como naturales y artificiales. En general, los de origen natural liberan mayor cantidad de energía; por tanto, sus efectos en la superficie son mayores. Cabe aclarar que los términos sismo, terremoto y temblor son sinónimos.
Existen tres tipos de sismos: Naturales, Artificiales y Maremotos.
Sismos naturales: Existen tres tipos: Tectónicos, Volcánicos y Colapso.
Sismos tectónicos: Se generan por interacción de placas tectónicas. De estos sismos se han definido dos clases: los interplaca, ocasionados por fricción en las zonas de contacto entre las placas, ya descrita, y los intraplaca, que se generan en la parte interna de las placas, aún en zonas donde se ha llegado a suponer un nivel nulo de sismicidad.
Sismos volcánicos: Éstos son simultáneos a erupciones volcánicas; principalmente los ocasiona el fracturamiento de rocas debido a movimiento del magma. Aunque puede haber decenas de ellos en un día, no llegan a ser tan grandes como los anteriores.
Sismos de colapso: Se generan por derrumbamiento del techo de cavernas y minas. Generalmente ocurren cerca de la superficie y se sienten en un área reducida.
Sismos artificiales: Son los producidos por el hombre por medio de explosiones comunes y nucleares, con fines de exploración, investigación, y explotación de bancos de material para la industria (por ejemplo, extracción de minerales). Ocasionalmente las explosiones nucleares son suficientemente grandes de modo que las detectan instrumentos en diversas partes del planeta, pero se sienten sólo en sitios cercanos al lugar de pruebas. La ocurrencia de sismos de gran magnitud y la actividad volcánica no están ligadas con las explosiones nucleares.
Maremotos: Los maremotos, también conocidos como tsunamis, son consecuencia de sismos tectónicos bajo el fondo del océano. Debido al movimiento vertical del piso oceánico, el agua se mueve como si un gran remo la empujara. A partir de los alrededores de la fuente del terremoto, las olas provocadas se propagan a través del océano hasta que llegan a la costa. Allí, su altura puede llegar a ser hasta de 30 metros, como sucedió en Japón a finales del siglo XIX.
Fuente: Fascículo Sismos, Centro Nacional de Prevención de Desastres (CENAPRED) México, Secretaría de Gobernación.
Comments